viernes, 6 de julio de 2018

POR UNA CABEZA


Como 7 cabezas ya se había probado, ninguna le convencía. Por la mañana el espejo le había mostrado a Julián unos espasmos de arrugas que le incomodaron. Sus ojos cansados le decían que su cerebro ya tenía los Gigas a punto de ser totalmente consumidos. 
Visitó locales de cabezas usadas, la que más le gustó tuvo que descartarla porque tenía mucho pelo en la cara y le molesta tener que afeitarse todos los días.       

Se dio cuenta que la mejor opción iba a ser adentrarse en un local de artículos nuevos para buscar su cabeza ideal.
Fue hasta la calle Florida, caminó un rato y le llamó la atención una vidriera de luces Led que protagonizaba una esquina.
Expuestas a la calle había cabezas de gran nivel, con intelectos interesantes y quijada sexys. Un cartel promocionaba una oferta atractiva de cuotas sin interés a cambio de entregar la cabeza usada. 

Así que Julián entró al comercio decidido a conseguir su nueva adquisición, la que tenía ya le había cansado después de llevarla puesta 28 años.         
- Hola, necesito cambiar mi cabeza, quiero una nueva, no tan grande, que le queden bien los sombreros y con un bello rostro, si tiene ojos claros y pelo rubio mejor.       
- Tengo lo que usted está buscando -aseguró el vendedor- una cabeza hecha a su medida, innovadora y muy elegante.
El joven vendedor, que como buen promotor de sus productos llevaba puesta una cabeza y un rostro totalmente nuevos, agarró de una estantería el artículo y se lo entregó. 
-Puede probarla sin compromiso, allí tiene el espejo.     
Julián endureció el cuello y desatornilló su cabeza original, la entregó al comerciante para que se la sostenga y le dijo -agárrela con cuidado, no vaya a ser que en un descuido pierda la cabeza- y ambos rieron. 
Se ajustó la nueva acercándose al espejo. 
- Se siente cómoda- Dijo.     
- Le dije que era para usted.        
Se miró detenidamente, era perfecta, elegante y rústica de estilo italiano. 
- Me gusta, ¿Cuánto cuesta?         
- Sólo nueve años de vida sin interés y dejando su cabeza usada a cambio.- Respondió el vendedor con su sonrisa de buen ofertante confiable.
Julián se miró un poco más, acarició la cara y caminó un minuto por el local observando otras cabezas. De repente comenzó a tener ideas raras y macabras, pensaba todo el tiempo en comerse un pollo crudo y tomar gas licuado de petróleo.        
Asustado se la quitó rápidamente. 
- No, ¡no! Deme otra, está será muy estética pero en mi esencia  el pollo crudo no me gusta y prefiero tomar nafta antes que gas licuado. Deme  algo que sea gama media y no me quite tanta vida.       
- Ok, perfecto- contestó el empleado del local con la certeza de mostrar otro producto- le puedo ofrecer está cabeza importada directamente de Estados Unidos, como puede ver tiene un rubio ceniza y una sonrisa atrapante. 
Se la atornilló con cierta duda, en realidad no le convencía esa sonrisa que para el vendedor era atrapante.     
-Se siente bien, ¿Es del mismo costo?
-No, está solo cuesta seis años de vida sin interés y obvio su cabeza a cambio.
A penas escuchó la respuesta del empleado, pensó en pegarle una trompada y salir corriendo con su nueva cabeza sin entregar la usada a cambio. Se la quitó bruscamente.
Se colocó la original y dijo - Me parece que no, siento el instinto de pegarle y mi esencia es más tranquila. 
- Bueno, sabemos que la esencia de cada uno reacciona diferente a cada cerebro que atornillamos- replicó el joven vendedor- pero pierda cuidado, tenemos productos de todo tipo, vamos a encontrar la cabeza que se amolde a sus principios.  

Julián siguió mirando las muestras a su alrededor, es ansioso y quería YA una cabeza nueva, no pensaba en irse de ese local sin su nueva adquisición y le llamó atención una en especial que estaba sobre el mostrador al lado de algunos sombreros.        
- ¿Que me dice de ésta? tiene una cara joven y relajada, pero con mirada decidida. Me gusta.        
El vendedor frunció el ceño y con prohibitiva seguridad le respondió - En realidad esta cabeza es una muestra, no está a la venta, vino fallada de fábrica, se la probó mucha gente pero toda persona que se la probaba sufría un cambio en la esencia muy brusco. -Hizo una pausa y miró hacia arriba como recordando con preocupación- Hablaban al aire, decían repetidamente que la lluvia no solo hacía barro, que el sol no siempre quemaba y que la noche no era su enemiga.
-Qué extraño- Enunció Julián.     
-Sí, muy, todos repetían lo mismo constantemente y se ponían a saltar sin sentido. Se la debíamos sacar a la fuerza entre varios vendedores.     

Julián la tomó entre sus manos con permiso del empleado y la observó detenidamente. Sentía una atracción muy fuerte por esa cabeza, sentía que era para él.        
- ¿Y cuánto cuesta?     
- No, como le dije señor, no está a la venta.
- Pero me interesa -insistió Julián- ¿Me la puedo probar?-      
- No, no señor, es nuestra responsabilidad brindar seguridad a cada cliente.-
- ¡Vamos!, si es sólo una muestra, le puedo pagar a usted mismo sin que se entere su jefe. ¿A qué precio me la dejaría? Tenga en cuenta que serían años de vida que podría usar desde su cuenta.-Insinuó Julián con un tono hasta mafioso que a el mismo lo sorprendió.        
El vendedor se sintió seducido con la oferta -nunca es malo tener años extras- pensó, y decidió aceptar poniendo ciertas condiciones. En voz baja y mirando a los costados respondió. 

- Bueno, se la puede llevar. Pero escuche bien. No se la puede probar acá. Usted me paga con tres años de su vida y su cabeza puede conservarla, no me interesa, esto queda entre nosotros. Acá en este papel le escribo mi cuenta corriente vital. Confío en que por la tarde me estará transfiriendo esos tres años.        
- Ya mismo salgo del local y desde mi I life se los transfiero. Le agradezco mucho. – El vendedor puso la cabeza defectuosa en una bolsa hermética y se la entregó a Julián.
-Yo NUNCA le vendí esto- Le aseveró el vendedor con cara amenazante. 
-Yo nunca estuve acá- respondió Julián y se marchó del local. Se fue satisfecho por su compra, logró pagar muy barata una cabeza nueva y ahora estaba intrigado de como ese cerebro reaccionaría con su esencia.      
  
Julián se sentó en el bar de la esquina y cumplió con el pago. Se dirigió al baño, se colocó su nueva cabeza y espero que las sensaciones se apoderen de él.
De repente se vio en la calle queriendo que una lluvia le choque en la cara, tuvo una fuerte necesidad de sentir la luz del sol y que llegue la noche para ver las estrellas en el negro profundo. 
Fueron sensaciones  raras, nunca le había gustado tanto la lluvia, el sol no era importante en sus días y por la noche solo dormía. Pero su esencia se sentía realmente muy cómoda con esa nueva cabeza, sintió que esos tres años pagados fueron una gran inversión.

Realmente no era perfecta como otras que probó ese día, pero tenía una belleza particular con cejas grandes y expresivas, piel morena y resistente, ojos negros y pequeños, y rulos escandalosos difíciles de dominar.

Caminó tres cuadras, su antigua cabeza reposaba en la bolsa que llevaba en su mano. Se alivió de no tener ganas de saltar como había advertido el vendedor, eso le hubiera resultado muy raro y andar saltando por la calle llamaría mucho la atención de la gente.

Pero en la cuarta cuadra se asustó,  su cuerpo comenzó a hormiguearle, las manos empezaron sudar y sus piernas a temblar. -¿Qué me pasa?- se preguntaba, la cabeza nueva le imponía una necesidad. Una señora, con cuerpo viejo y cabeza joven, pasó por al lado de él y lo miró con preocupación.
-¿Se siente bien joven?
- No- Respondió Julián y en ese momento salió corriendo.

El cerebro necesitaba movimiento. Corrió cada vez más rápido, chocó a varias personas en el camino. A los quinientos metros de corrida un policía quiso frenarlo pensando que era un ladrón que escapaba.
-¡ALTO, POLICÍA!- Julián quería frenar ante la autoridad pero su piernas no se detuvieron, su cabeza ya se había apoderado completamente de su cuerpo.
- ¡NO PUEDO FRENAR!- gritó al policía- y además ¡No quiero!-
El policía lo corría de cerca y alertó a las patrullas de la zona para poder apresarlo. Julián siguió, decidido a escapar, el uniformado seguía gritando y estaba cada vez más exhausto, él no sentía cansancio, la nueva cabeza hacia de su cuerpo y esencia un atleta empedernido. Volteó a mirar a quien lo perseguía y le regaló una sonrisa burlona.
-¡No me va a alcanzar!- gritó
-Yo no, pero mis compañeros sí.
Miró adelante y en la esquina dos patrullas habían hecho una barricada que obstruía el paso del tráfico y dos policías los apuntaban con sus armas inducidoras de sueño. Julián no quería frenar. Mientras más se acercaba a las patrullas, más adrenalina sentía. No veía salida, lo que a su nueva cabeza lo envalentonaba mientras su vieja esencia pensaba en lo terrible que sería ir a la cárcel.

Los policías comenzaron a gritar
-         ¡FRENE O DISPARAMOS!
El policía más gordo sin dudarlo gatilló, Julián esquivó el disparo con reflejos que su nueva cabeza solo entendía y siguió corriendo sin desviar el camino. Parecía que iba a chocar contra los policías y las patrullas. El otro policía también disparó pero no logró impactar.

Llegó hasta los azules a toda velocidad, sujetó fuerte la bolsa que contenía la cabeza original y usándola de boleadora la impactó contra la cabeza del policía más flaco, en el golpe se escuchó un crac desde adentro de la bolsa, como si un hueso de su cara original se hubiese roto, saltó por encima de los autos y siguió corriendo. Miró atrás para disfrutar a los policías rendidos.

Cuando volteó, tenía en frente el río. Iba tan rápido que sus piernas no podían frenar, intentó disminuir la velocidad pero no pudo y chocó contra el muro que bordeaba la costanera. En el golpazo su cabeza recién comprada se desprendió y cayó al agua. Su cuerpo quedó desconcertado mientras  se lamentaba de haber perdido su reciente y aventurera compra.  Rápidamente tomó su antigua cabeza de la bolsa y se la colocó.

Al atornillarla observó a los policías corriendo hacía el. Con su antigua cabeza volvió todo a la normalidad y no podía pensar en cómo escapar. Además, el golpe que había dado al uniformado con la bolsa le había roto la nariz, sangraba y le dolía mucho.

El policía más gordo llegó primero. Con el cambio de cabeza no lo reconoció como el fugitivo y le preguntó agitado.
-¡¿No vio a un señor joven de rulos corriendo?!  
- ¡Sí!, me rompió la nariz y se tiró al río-   respondió Julián y se fue caminando con una sonrisa, pensando que ese día casi pierde la cabeza.

Walterio…
08/07/2018

jueves, 5 de julio de 2018

EL ESCRITOR ANSIOSO


Soy Ansioso y en un pequeño viaje me gusta leer cosas que me den un final antes de llegar a destino.

Eso me motivó a empezar a diseñar mis propias escrituras, que en pocas hojas regalen un cuento, un relato, una vivencia, un pensamiento, una protesta.  Soy una persona que poco sabe de estar quieta. 

La música, el fútbol, el dibujo y la literatura siempre me acompañan. Aunque no sea un gran guitarrista, aunque nunca haya sido la figura de mi equipo, aunque en el dibujo sea bueno pero nunca me dedique a ello con la fuerza necesaria, siempre al momento de ejecución de cualquiera de estas ramas del arte me aplaude la energía y me incentiva la libertad. 

Estar vivo es hacer y deshacer, si algo no me sale pero me gusta hacerlo, entonces lo haré.
Eso me pasa con este nuevo mundo que construyo hace un tiempo, la escritura. Porque ¿a quién no se le ocurrió otro final para esa novela que tanto nos gustó?, ¿Quién no soñó con ser el bueno o el malo, la víctima o el asesino, el juez o el testigo, el detective o el capo mafia?,¿Quién no tuvo una historia digna de ser escrita?

Finalizando, pido disculpas a quiénes se consideren verdaderos escritores, cultos y que pudieron devorar ''Rayuela'' en una noche, pero a mi me gusta escribir aunque algún profesor de literatura critique mis formas. No sé si lo hago de manera profesional, pero escribo por imaginar, por crear, por vivir, por amar y porque sí.

Espero les guste.                                                      Walterio...



UNA ÚLTIMA PRUEBA

Me miraste fijo, tenías nuestra pluma blanca en la mano y dijiste: 
-La voy a soltar. Antes de que caiga la tenés que atrapar, si la pluma toca el suelo me voy de tu vida para siempre-

Tus pruebas de amor eran cada vez más difíciles. Desde que nos conocimos aprobé casi todas, solo fallé en dos. En la primera te fuiste por dos semanas y con la otra falla me faltaste un mes.
 Pero hasta ese momento los desafíos nunca fueron tan difíciles como éste. 

¿Como atrapar la pluma en el aire?, había mucho cálculo de por medio, no sabía cuál era su peso, ni con qué velocidad caería, ¿Cuántos gramos pesa una pluma?, había un poco de viento y hacía frío, y como si fuera poco yo estaba a unos 5 metros de distancia. 
Era muy probable que la sueltes y la pluma se entregue al compás del viento y su danza llegue hasta la esquina siguiente. Además, hacía tanto frio que mi exceso de abrigo me volvía más lento. 

-Si el viento frena -pensé-  la pluma caerá lento y puedo llegar rápido a sujetarla sin problemas.- 
Pero cómo podía develar el momento exacto en que dejarías caer la pluma, si tus pruebas siempre fueron condiciones sin previo aviso de comienzo. 

Tenía una sola oportunidad y los reflejos nunca fueron mi fuerte. Recordé en un segundo que mis amigos en los partidos de potrero nunca me confiaron el arco, si yo atajaba eran goles asegurados para el rival. 

Pero esto era diferente, atajar esa pluma era el penal más difícil de mi vida, si agarraba esa pelota la copa del mundo sería mía, por lo menos hasta el próximo mundial.

Me puse duro y atento, con los ojos de huevo puestos en la pluma, como cuando Forest Gump fijó los suyos en la pelota de ping pong. Pusiste esa cara desafiante que te caracterizaba en cada prueba, extendiste el brazo a un costado y tus dedos soltaron la pluma. 

Desaforado rompí mi estado de reposo y activé mis piernas. Como supuse, la pluma comenzó a volar y la distancia de metros aumentó. Los nervios dominaron mi cabeza, veía como la pluma se alejaba pero aun no tocaba el suelo. –La voy a alcanzar- pensé. 
El viento la abalanzó media cuadra, yo desesperaba por tenerla en mis manos y ganar tu compañía para toda la vida. No llegaba y la veía cada vez más lejos, estuvo a punto de tocar el suelo, pero una nueva ráfaga la levantó y esta vez la empujó hacia la avenida. 

Me dio unos segundos más de vida y aceleré, esquivé los autos frenados por el semáforo en rojo con mi objetivo fijo. Me acerqué a unos centímetros, la pluma estaba a media altura, estiré los brazos pero no la pude atrapar. El viento seguía soplando, en una correntada repentina a mitad de calle mi premio finalmente cayó y se pegó al suelo como si de repente pesara mil kilos. 

Frené y la vi reposada en medio de la avenida, era una pluma insulsa, la miré con odio pero ella no tenía la culpa de nada. 

Voltee y seguías ahí, me miraste con pena, con lastima y haciendo un gesto de desaprobación.  Me agaché, tomé la pluma y me fui pensando en guardarla para quien no quiera soltarla y me ayude a sostenerla.

Walterio…